En Davos surgió un mensaje sorprendente: el mercado de renta fija está caro, la complacencia de los gestores puede ser un problema pero, es necesario incorporar al mercado a todo el ahorro privado que no participa en los mercados financieros por cautela. Sin duda, el mensaje es contradictorio. Parece que las altas esferas están esperando que inversores más retardados compren lo que desde arriba se quiere vender.

El movimiento generalizado de los índices de volatilidad no nos debe sorprender. El paso relevante es lo que entidades financieras como Credit Suisse han puesto en la mesa: La apuesta en corto por la volatilidad puede generar una venta masiva, simplemente para cubrir las posiciones complacientes con el mercado o para proteger toda una política de gestión de bajo riesgo.

La idea de obtener altos rendimientos sin riesgo, en un entorno de tipos e inflación extremadamente bajos, no existe.

Cuidado, la volatilidad solo se ha despertado.