Todo el mundo está nervioso, como en las postrimerías del reinado de Isabel II, cuando (en palabras de Valle-Inclán, en el Ruedo Ibérico, que ya he citado en otras ocasiones) se esperaba que “estallara el trueno gordo”.
Ese trueno, ahora, sería el anuncio de que la economía de EEUU hubiera entrado en recesión. Si miramos el gráfico de hoy, parece como si aún faltara al menos un año para eso.
El gráfico, cortesía de Refinitiv (que hoy celebra un acto de presentación de la nueva marca para clientes en Madrid) es la estampa comprimida de la economía USA durante los últimos 52 años.
Merece la pena fijarse en cómo evoluciona la línea de color anaranjado, que representa el Índice de Confianza de los Consumidores. El último dato, correspondiente al mes de mayo y que se publicó anteayer, fue 134,1 (había sido 129,1 en abril) y está señalado con un círculo a la derecha del gráfico. Como se aprecia con facilidad, ese valor está cerca de los dos máximos históricos de este índice, que también están señalados con sendos círculos: 142,3 en noviembre de 1968 y 144,7 en enero y en mayo del año 2000.
Es decir, con un intervalo de 30 años, primero, y de 19 años, después, los consumidores de EEUU (esa formidable máquina de expansión económica) han vivido los momentos en que más han dado de sí.
Nótese que el índice de confianza de los consumidores estuvo más cerca de su máximo histórico hace solo siete meses (en octubre de 2018) en que llegó a 137,9, para después retroceder. Pero eso también pasó en 1968 y en el 2000: antes de alcanzar su nivel más elevado, el índice de Confianza de los Consumidores se acercó mucho a lo que después sería su máximo, titubeó, retrocedió y finalmente acometió la marcha hasta la cima.
Se está, pues, en una situación casi igual de extrema en términos de confianza de los consumidores americanos como en los años 1968 y 2000. ¿Y qué tuvieron en común esos años? Que aproximadamente un año después se iniciaron sendas recesiones de la economía de EEUU: la de 1969-1971 (trece meses después) y la de 2001 (diez meses después) ésta muy conocida porque coincidió con el estallido de la burbuja tecnológica. Las dosfueron recesiones más bien suaves, aunque las caídas de Bolsa no lo fueron en ninguno de los dos casos: -33% y -48%, respectivamente.
Por lo que hace al resto del gráfico, las peticiones nuevas de seguro de desempleo (línea azul celeste) están casi en su nivel mínimo de 1968 también, mientras que los crecimientos anuales del PIB (barras de color fucsia) y de la inflación (línea amarilla) están ahora en niveles algo superiores a la mitad de donde estaban en 1968 y 2000.
Todo es muy llamativo: con los consumidores norteamericanos en un estado de ánimo cercano a la euforia de los años 1968 y 2000, ni sube la inflación ni crece la economía como entonces, lo que no es óbice para que las peticiones nuevas de seguro de desempleo se encuentren casi en el mínimo, coincidiendo con la bajísima cifra de paro, 3,6%, casi idéntica a la de 1968 (3,5%) y a la de 2000 (3,8%).
¿Por cuánto tiempo se podrá prolongar esta situación? A la vista del gráfico y de lo ya comentado es como si la economía de EEUU estuviera abocada a una recesión que tendría que comenzar, como en 1968 y en 2000, entre diez y trece meses más tarde del momento en que la confianza de los consumidores alcanzara su máximo apogeo. Si, como parece probable ese nivel máximo estuviera aún por alcanzar, el comienzo de la recesión se situaría entre finales de 2020 y comienzos de 2021. En cambio, si el máximo de la confianza de los consumidores en este ciclo hubiera pasado ya, y fuera el del último mes de octubre, todo se adelantaría a la primavera próxima.
Eso mismo es lo que parece que está señalando, por su lado, tanto la inversión de la curva de tipos de interés entre tres meses y diez años como el aplanamiento, cercano a la inversión, de la curva entre los plazos de dos y diez años. Solo una rápida e inmediata bajada de tipos de interés por parte de la Reserva Federal podría alterar ese curso. Seguro que Donald Trump estará nervioso, también.