Hace seis meses, la Reserva Federal tuvo que intervenir el mercado monetario por restricciones de liquidez. En un entorno positivo, con todas las casas de valores anunciando un escenario despejado para el crecimiento económico, el desequilibrio entre la oferta y demanda de liquidez, realmente, sonaba extraño. La intervención continuó a lo largo de los meses posteriores.
Los mercados continuaron su escalada alcista barriendo los registros negativos del año anterior. Con el inicio del año, los índices americanos tocaron máximos históricos, descartando el efecto del coronavirus en la economía mundial.
En un entorno de fortaleza económica, la crisis sanitaria podría ser superada de forma rápida con un efecto en V en la cotización de las bolsas mundiales. China marcó un camino en este sentido y el resto de bolsas mundiales descartaron un escenario de recesión.
El fondo 1 Kessler Global FI ha mantenido una estrategia contraria al planteamiento general del mercado desde hace meses. La excesiva complacencia del mercado ante el agotamiento de las políticas monetarias y fiscales expansivas dibujaba un escenario dominado por una bomba pendiente de estallar. El coronavirus ha aparecido por sorpresa y se ha constituido en un auténtico «momento Minsky». Todo era estable hasta que ha dejado de serlo.
El fondo 1 Kessler Global FI ha dibujado un efecto de «boca de cocodrilo» frente a su índice de referencia y frente al resto de fondos catalogados en la misma categoría. En el gráfico tomado en Morningstar se observa como la divergencia crecía entre ambas curvas de evolución hasta que, de forma brusca y por sorpresa, la boca se ha cerrado, dejando pillado al mercado en un nuevo escenario.